¿Por qué no a Greystar?
Ayer, gracias a Greystar Resources, nos unimos para caminar y defendernos del crimen ecológico que dicha multinacional pretende cometer en nuestro santo territorio, con la aquiescencia de la locomotora minera del gobierno que viola sus propias normas para dejarnos, por un puñado de dólares, mortalmente enfermos producto del envenenamiento del agua y la tierra. Veamos un resumen de lo que implica esta tentativa de acabar con los santandereanos:
El páramo de Santurbán tiene una antigüedad de 7 millones de años y es una fuente hídrica en donde nacen ríos y arroyos que abastecen de agua a Bucaramanga, Cúcuta y otros 21 municipios de Santander. En total, a 2,2 millones de habitantes. La explotación del oro afectaría el embalse de Bucaramanga y pone en riesgo el río Suratá por los altos niveles de contaminación.
Según la Defensoría del Pueblo, este proyecto utilizaría 1.200 toneladas de cianuro cada mes, 7.000 toneladas de Anfo y 4.680 toneladas de emulsión. Además, la Greystar con su explotación afectaría el 12,1% del caudal de la cuenca del río Vetas y el 2,5 % del río Suratá, que es la principal fuente de abastecimiento del acueducto metropolitano de Bucaramanga y podría verse afectado además por vertimientos industriales como cianuro, combustibles y lodos, entre otros.
Según cálculos estimados por "Razón Pública", el proyecto de la canadiense produciría cada 7.3 días, la basura que genera Bogotá en todo un año. Para "Reclame", este proyecto implica el ingreso a Colombia de «la actividad industrial más contaminante del planeta, pues además de acabar con la capa vegetal y los acuíferos superficiales y subterráneos, la minería de oro a cielo abierto no puede funcionar sin el uso de sustancias contaminantes, en particular el cianuro, considerado como uno de los principales contaminantes en el mundo».
Para la Defensoría el proyecto «podría vulnerar los tratados internacionales de derechos humanos relacionados con el manejo y aprovechamiento racional de los recursos naturales, el derecho humano al agua, el goce de un ambiente sano, el equilibrio ecológico, el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y la conservación de áreas de especial importancia ecológica, entre otros».
Por estas, y muchas razones más, las normas en Colombia son claras: la ley 1382 de 2010 excluye las explotaciones mineras en los páramos. De manera que lo que hoy pedimos los santandereanos no es un favor, ni un capricho, es que el gobierno cumpla la ley y nos preserve la existencia porque el agua es vida y el oro no vale nada.
Publicada por
Jairo Martinez