sábado, 26 de febrero de 2011

La minería en Colombia un atentado contra todos.

¿Por qué no a Greystar?
Ayer, gracias a Greystar Resources, nos unimos para caminar y defendernos del crimen ecológico que dicha multinacional pretende cometer en nuestro santo territorio, con la aquiescencia de la locomotora minera del gobierno que viola sus propias normas para dejarnos, por un puñado de dólares, mortalmente enfermos producto del envenenamiento del agua y la tierra. Veamos un resumen de lo que implica esta tentativa de acabar con los santandereanos:

El páramo de Santurbán tiene una antigüedad de 7 millones de años y es una fuente hídrica en donde nacen ríos y arroyos que abastecen de agua a Bucaramanga, Cúcuta y otros 21 municipios de Santander. En total, a 2,2 millones de habitantes. La explotación del oro afectaría el embalse de Bucaramanga y pone en riesgo el río Suratá por los altos niveles de contaminación.

Según la Defensoría del Pueblo, este proyecto utilizaría 1.200 toneladas de cianuro cada mes, 7.000 toneladas de Anfo y 4.680 toneladas de emulsión. Además, la Greystar con su explotación afectaría el 12,1% del caudal de la cuenca del río Vetas y el 2,5 % del río Suratá, que es la principal fuente de abastecimiento del acueducto metropolitano de Bucaramanga y podría verse afectado además por vertimientos industriales como cianuro, combustibles y lodos, entre otros.

Según cálculos estimados por "Razón Pública", el proyecto de la canadiense produciría cada 7.3 días, la basura que genera Bogotá en todo un año. Para "Reclame", este proyecto implica el ingreso a Colombia de «la actividad industrial más contaminante del planeta, pues además de acabar con la capa vegetal y los acuíferos superficiales y subterráneos, la minería de oro a cielo abierto no puede funcionar sin el uso de sustancias contaminantes, en particular el cianuro, considerado como uno de los principales contaminantes en el mundo».

Para la Defensoría el proyecto «podría vulnerar los tratados internacionales de derechos humanos relacionados con el manejo y aprovechamiento racional de los recursos naturales, el derecho humano al agua, el goce de un ambiente sano, el equilibrio ecológico, el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y la conservación de áreas de especial importancia ecológica, entre otros».

Por estas, y muchas razones más, las normas en Colombia son claras: la ley 1382 de 2010 excluye las explotaciones mineras en los páramos. De manera que lo que hoy pedimos los santandereanos no es un favor, ni un capricho, es que el gobierno cumpla la ley y nos preserve la existencia porque el agua es vida y el oro no vale nada.
Publicada por
Jairo Martinez
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viernes, 25 de febrero de 2011

Género: La mujer hoy.

Las mujeres egipcias reivindican su lugar en la revolución
Una ola de optimismo se extiende entre las organizaciones feministas egipcias, tras la participación masiva de mujeres en la revolución popular. La experiencia de libertad vivida en la plaza de Tahrir y la posibilidad de involucrarse desde un principio en las movilizaciones, a través de una plataforma segura como es internet, son algunas de las causas que se esconden detrás de esta nueva situación.

Foto de Elhamalawy en: http://www.flickr.com/photos/elhamalawy/
“La gente oprimida siempre busca a alguien de quien poder abusar y oprimir. Ahora, por primera vez en 40 años, esa misma gente ha probado el sabor de la libertad. Los hombres no van a volver a tocar a una mujer”, con estas palabras explica Azza Kamel, militante feminista y escritora, lo que para ella han supuesto 20 días de revolución en la mentalidad de los egipcios. Algo que alcanzó su máxima expresión en el campamento de la plaza de Tahrir, donde “la mujer se sentía libre. Cada vez que un hombre tocaba involuntariamente a una mujer, éste se disculpaba. Lo nunca visto…”. Algo que puede parecer extraño, y que no lo es tanto en un país en el que, según un estudio del año 2008 del Centro egipcio para los derechos de la mujeres, cuatro de cada cinco mujeres han sido asaltadas sexualmente alguna vez en su vida.
Lo cierto es que internet está repleto de imágenes de cientos de mujeres acampadas en la plaza de Tahrir, enfrentándose a la policía o encabezando manifestaciones. Según diversos colectivos feministas, “lo que habitualemente suponía una participación de la mujer de un 10%, en esta ocasión se sitúa entre un 40 o 50% de los manifestantes en los días previos a la marcha de Mubarak”. Todo un cambio en un país donde en el año 2010 hubo más de 300 huelgas de carácter laboral.
Un cambio evidente
“Evidentemente, Egipto sigue siendo una sociedad pratiarcal, y ciertos valores siguen estando lo suficientemente enraizados como para permanecer tras una protesta tan innovadora como la del 25 de enero”, reconoce Amal Abdel Hady, de la Fundación Nueva Mujer, tratando de mantener los pies en el suelo ante ese presunto cambio en la mentalidad de la sociedad egipcia. No obstante, durante estos días se han visto cosas impensables hasta ahora, “mujeres que lideran grandes protestas en confraternización con los hombres, rezos conjuntos, sin que ellas tengan que ponerse detrás, o gente de ambos sexos durmiendo bajo la misma tienda, sin que siquiera se conozcan”, continua Abdel Hady.
Al mismo tiempo, tanto hombres como mujeres fueron de la mano en la preparación de las movilizaciones. El hecho de que internet fuera el medio por el que se extendió la idea de una gran movilización, “ofrecía una plataforma segura para las mujeres, donde no sentían ningún tipo de miedo a las consecuencias que, hasta entonces, solían tener las grandes concentraciones de personas”, afirma Mozn Hassan, directora del Centro de estudios feministas Nasra. Según esta veterana activista, una vez las manifestaciones estaban lanzadas “la transición a la participación física en las manifestaciones fue mucho más fácil”.
Nuevo escenario
Una vez la gente ha abandonado la calle, a la espera de ver cómo transcurren los acontecimientos en torno al nuevo poder militar, se abre una etapa clave en la participación política y social de la mujer. Para la Fundación Nueva Mujer, la mayor preocupación es que “el hecho de que las mujeres no estuvieran organizadas durante las protestas, con unas exigencias de derechos específicos en mente, puede suponer que se las vuelva a ignorar en esta etapa post-Mubarak”, como históricamente ha sucedido en Egipto.
Con objeto de dar luz pública al papel de la mujer en todo el proceso de revolución, desde dicha fundación se han propuesto recoger testimonios de mujeres que han participado en los 18 días de movilización. Con ello, pretenden “mantener a esas mujeres en la lucha por el cambio”, en tanto que para muchas de ellas esta era la primera ocasión en la que hacían activismo político. No obstante, “hasta el momento ningún grupo, ni siquiera aquellos liderados por jóvenes, han luchado activamente por que se escuche la voz de la mujer”, concluyen desde la Fundación Nueva Mujer.