sábado, 23 de junio de 2012

LA VERGONZOSA REFORMA A LA JUSTICIA


LA REFORMA A LA JUSTICIA :  AVANCE DE LA DELINCUENCIA COLOMBIANA !

 Bogotá, 22 de junio de 2012.


No se sabe qué es peor, si el contenido de la reforma a la justicia o la manera como el gobierno consiguió el respaldo para aprobarla. En la Colombia de las decisiones con propósitos inconfesables, estas ocupan un sitio de honor –o de deshonor, más precisamente. Como bien se ha dicho, antes que una reforma a la justicia, lo que impusieron fue una reforma política para someter a la rama judicial a situaciones que no le convienen al país sino a los intereses de un pequeño pero poderoso club de privilegiados, cuyo jefe único es el presidente Juan Manuel Santos (http://bit.ly/LkGZ5n).

La reforma no atiende el principal reclamo ciudadano sobre la administración de justicia, consistente en que esta no falla con la oportunidad debida, lo que en buena medida significa la negación de la idea misma de justicia. Pero la congestión y la tardanza de las decisiones judiciales sí le sirvieron al gobierno de pretexto para promover su privatización, nombrando como jueces de bajo costo a abogados que carecen del conocimiento suficiente para ejercer esa función compleja propia de especialistas e incluyendo en la Constitución la potestad de cobrarles a los colombianos por decisiones legales que deben ser gratuitas, desafueros que niegan la justicia como derecho, pilar del proceso civilizatorio. Como en educación y salud, he aquí otro caso en el que el neoliberalismo provoca una involución.

La reforma además aumenta la injerencia del poder Ejecutivo sobre la rama Judicial, un viejo propósito retardatario de quienes consideran la separación de los poderes como adorno retórico de una democracia que se halla muy lejos de serlo, porque tienen como objetivo que el Presidente maneje un Congreso de bolsillo, someta a su férula a los jueces y coopte a las Cortes. Otra vez el estilo cortesano de Santos rinde más frutos que el de Uribe, porque su mayor capacidad actoral les facilita mimetizarse también a quienes, con las mismas concepciones regresivas, posan de demócratas. Están pillados.

Es difícil encontrar algo peor que el estilo con el que Juan Manuel Santos reclutó el respaldo político suficiente para producir este engendro, pues se inspiró en una pregunta propia del servicio a la carta: “¿Qué desean los caballeros?”. Así, unió y condujo a sus mayorías parlamentarias para asegurarles privilegios que avergüenzan y a las Cortes les concedió gabelas todavía más burdas para cooptarlas, de tal manera que se nota que el Presidente y cada uno de los partidos de la Unidad Nacional –cuyo carácter de manguala deja pocas dudas– abusan de su fuerza política para pasarse por la faja y con toda impunidad cualquier escrúpulo.

¿Y para qué quieren Santos y sus cortesanos el poder que también les confiere tanto unanimismo en los medios de comunicación? ¿Para promover el progreso y hacer que Colombia supere el atraso productivo, genere empleo e ingresos y disminuya la desigualdad social? Habría que ser ciego y sordo para responder con un sí. Tras casi dos eternos años de juanmanuelismo, y bajo la amenaza de que complete ocho, hay que ser muy despistado, o muy orientado por ciertas conveniencias personales, para no reconocer que en lo económico el paradigma de Santos reside en que el monopolio avasalle toda otra forma económica, monopolio que a la postre será, sin las actuales excepciones, el de las trasnacionales. En este sentido, detrás de las cien mil viviendas “gratis” del populismo reeleccionista se oculta un cambio de fondo en la política de producción de viviendas promovidas por los subsidios del Estado –sean “gratuitas” o no y con una inversión mínima de 4.2 billones de pesos en este gobierno–, para que el Estado se eche a cuestas todo el riesgo del negocio que antes asumían constructores y banqueros, adjudicarles los proyectos a las mayores empresas que concentren tierras y recursos financieros –incluso si son extranjeras– y contratar con ellas, no con las normas del derecho público sino del privado, es decir, a dedo, con lo que hará fiestas cierto clientelismo de cuello blanco y se facilita defraudar al Estado.

También se sirve Santos de su poder para imponer el TLC con Corea, el cual, como ni los pocos nativos que ganan con él se atreven a negar, dañará a la industria instalada en Colombia y agravará el desempleo. ¡Y esto sucede preciso cuando el gran tsunami económico lanzado por la explosión de la gravísima crisis mundial condena al libre comercio como su responsable! Otra muestra más de que desconectaron su suerte personal de la del país.

“La reforma a la justicia es de lo peor que ha pasado en Colombia, porque aumenta una especie de dictadura presidencial y avergüenza  al país”. Los primeros responsables de este adefesio fueron los congresistas de los partidos santistas y  el Polo, al igual que el Mira, se opusieron a la reforma en sus 8 debates y, el primero de ellos,  acompañó las movilizaciones convocadas por el Observatorio Nacional Permanente de la Administración de Justicia y las organizaciones gremiales de la Rama.

El ministro y el presidente Santos fueron los autores de la reforma y sus principales impulsores. En todos los debate defendieron su contenido, incluidos los artículos que blindan a los congresistas contra eventuales procesos judiciales y los que privatizan la administración de justicia

El presidente Santos es igualmente responsable,  porque bajo sus orientaciones políticas se aprobó este adefesio. Hasta cuándo se va a mantener el tapen tapen del jefe del Estado, pues tampoco le ha explicado al país su responsabilidad en el caso del general Santoyo. Santos organizó todo el tinglado para consolidar un Congreso de bolsillo y someter a la justicia.
Enviado por: Alejandro Gutierrez de Piñeres 

4 comentarios:

  1. CONGRESO Y SENADO, SE HAN CONVERTIDO EN EL CÁNCER DE LOS POBRES COLOMBIANOS, YA QUE NO VELAN POR NUESTROS DERECHOS Y BIENESTAR, SINO POR EL CONTRARIO,NOS JODEN CADA VEZ MÁS, NOS APUÑALEAN SIN PIEDAD, COMO LO HARIA CUALQUIER DELINCUENTE DESEPERADO POR SONSEGUIR LA DOSIS DE DROGAN.A SANTOS SOLO LE INTERESA CONSEGUIR PARA SU BOLSILLO Y NO PARA EL PUEBLO CODIGO 160330

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  2. ¡DEJÉMONOS DE HUEVONADAS!


    Por: Óscar H. Pallares R


    Cuando toca cancelar los guineos consumidos, no queda un solo mico en las ramas del árbol. Ahora resulta que la desvergüenza de la Reforma a la Justicia nació con meros padres putatativos. Nadie quiere responder por la criatura. No hay derecho.


    Dejémonos de huevonadas: es el momento de ser claros, tajantes y castizos: el principal responsable del atropello impetrado contra la Constitución, la justicia y la ética es el gobierno nacional en cabeza de su presidente, Juan Manuel Santos. Los demás son responsables en la medida que tenían patente de corzo para aprobar el adefesio.

    En la gran discusión que se armó para evadir responsabilidades, no podemos perder de vista que el eje central de la reforma aprobada es LA PRIVATIZACIÓN DE LA JUSTICIA y el fortalecimiento del poder presidencial en menoscabo del judicial, concordante con las exigencias del TLC. Con tal de conseguir dicho cometido, el gobierno nacional no le importó que se llenara de micos el palo.

    Esta reforma fue propiciada por el gobierno de Santos. Fue una de sus banderas. Si la aprobó la bancada de la Mesa de Unidad Nacional fue porque así lo quiso el gobierno. No hay tal engaño de los parlamentarios hacia él, como se nos quiere hacer creer. El atentado legal no es cualquier ley de honores de un personaje provinciano. Es una Reforma Constitucional; es un Acto Legislativo que requirió de nueve vueltas en el Congreso y en todas ellas contó con el apoyo e impulso del gobierno nacional. Si no hubiese sido así, no habría pasado.

    Tanto es así como que el gobierno, a sabiendas de que había muchos congresistas con conflicto de intereses para votar Reformas Constitucionales, antes de presentar la que alborotó el avispero, en cabeza del ministro Germán Vargas Lleras presentó, sustentó y consiguió que se aprobara una para que pudieran hacerlo aunque tuvieran dichos conflictos de intereses. De esta manera quedó allanado el camino para que la Constitución dejara de ser el receptáculo de los limpios valores para convertirse en abrigo de la inmoralidad, según Humberto de la Calle.

    Lo dice El Espectador, lo dice Humberto de la Calle, lo dicen los expertos, que a tiempo se le advirtió al gobierno. Pero aún así, la hizo aprobar, con la esperanza de que si la sociedad se daba cuenta de lo grotesco del acto, pronto lo olvidaría con un nuevo escándalo que no demoraría en aparecer.

    Al ser sorprendido en flagrancia, el presidente Santos saltó del palo para cuidar su nombre y su reelección, y mediante un “acto propio de una dictadura” (Ramiro Bejarano), objetó por inconstitucional e inconveniente el Acto Legislativo. Pero ante la astuta lavada de manos, los micos que comieron guineo lo denunciaron por haberles traído el racimo.

    Así que si todos comieron, todos deben pagar la cuota parte que les corresponde. El presidente ya pagó una parte de su parte al aceptar la renuncia de su ministro de justicia. Falta uno. También deben renunciar, el representante Simón Gaviria, por dejarnos saber que no sabe leer; su émulo del senado, Juan Manuel Corzo, y todos los que votaron a favor del esperpento. No hay agua suficiente para lavar tantas manos.

    Dejémonos de huevonadas otra vez: “Los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha”. Antonio Gala.

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  3. el gobierno solo busca el beneficio propio sin importarle lo q el pueblo colombiano piense, la verdad solo buscan lo mejor para ellos llenar sus bolsillos, debemos pensar muy bien que hacemos a la hora de decidir quien estara al poder del pueblo elijamos bien, para que poco a poco se acabe el beneficio de los corruptos. Codigo: 160685

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